lunes, noviembre 21, 2011

Día post-elecciones y otras cosas más


Es un sin sabores seguido de muchos días lluviosos. Si un día llueve y te caes, te vuelves a levantar. Es un sine qua non. Y al día siguiente volver a empezar, con el sol en los ojos –aunque llueva- para volver a luchar contra tus instintos más íntimos de suicidio ideológico- sentimental plagado de memorias, de recuerdos alterados (o inalterados en el más grave de los casos) y de negrura. Porque a veces hay días de lluvia y hay días de sol en que podrías tirarte en la cama, aprovechar para leer, dibujar o bien mirar una película, pero no, no lo haces. La lluvia se adentra en ti y tienes ganas de mandarlo todo al garete. Todos tus errores parecen más vivos que nunca y todos tus pensamientos más pesimistas te van clavando puñaladas en la espalda y como no es un día de ésos en que puedas echar la mirada hacia delante, tienes que girarte y plantarles cara otra vez y enfrentarte a ellos como si sirviera de algo. Supongo que lo mejor de la situación es que vas inventado mejores maneras de aniquilarlos, pero siempre es lo mismo. Siempre es lo mismo, y todo es ir viviendo. Y ya se pasará. Y mañana será otro día, y lo es, pero la cuestión es que esto es un poema…para un día de lluvia. Que es un dia como cualquier otro, pero llueve. Y llueve pero la estupidez circundante sigue caminando por éste mundo. Las personas de a pie siguen caminando y saben mucho de muchas cosas pero siguen siendo estúpidos. Y lo que creen que saben, no lo saben, se lo han dicho. Y lo que creen que son y de lo que presumen...no lo son, pero no lo saben. Y todo, todo lo que crees que sabes, a veces, es sólo eso: una creencia. La tímida pero prepotente creencia de que somos mejores, más íntegros o más personas que los demás. Pero entonces. Ay. El entonces. ¿Qué es el entonces? Tus errores y tus faltas. Ése instante, "X", en que decidiste juzgar a alguien y creer que hacías bien. O el otro, "Y", en que tuviste la soberbia de creerte suficientemente experimentado como para enseñar y presuponer que tu verdad era la que valía. Ay, flexibilidad, dónde estabas. 

Hace años -quizá por cosas de la vida universitaria en sociedad- estaba bastante enterada de política. Cuando ganaron los socialistas entré en una convulsión de ilusión y cuando el tripartit subió al poder también. Pero luego me dí cuenta de todo lo que supone un gran poder (una gran responsabilidad también) y es una mente abierta. Y me acabo de acordar de que estaba felíz porque había recuperado mi paraguas favorito, y salgo a la calle con él pensando "qué bien, ya no tendré que mendigar paraguas por casa" lo abro y resulta que tiene una varilla suelta, que cuesta de abrir y de cerrar. Es uno de mis paraguas, y por ende uno de mis paraguas favoritos, pero creo que habrá que enterrarlo, o como poco arreglarle ésa varilla. A nuevos tiempos, nuevos métodos. 


2 comentarios:

  1. M'encanta la aparición de tu paraguas, sin duda todos nos encontramos con eso en nuestras vidas, sea por temas politicos, decepciones cuotidianas o paraguas viejos ;)
    En todos los casos, a rey muerto rey puesto (o asi deberia ser)

    By: Adel6s

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  2. Sí...a Rajoy que no vale nuevo presidente puesto...¡por favor! xDD

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